domingo, 12 de septiembre de 2010

Ética médica y social: el gobierno se vuelve a equivocar... y con mala fe


por José Venturelli/ G80/ 12.09.2010

La noticia indica que Ramón Llanquileo, preso político mapuche desde el 11 de abril del 2010 y en huelga de hambre desde el 12 de Julio del 2010, fue hospitalizado por heridas en su brazo y abdomen, auto-infligidas. Estas no son de compromiso vital Se cita a su hermana, Natividad Llanquileo (quien tiene otro hermano en el Centro de Detención de Angol, en similares condiciones a su hermano). 

La noticia dice que Natividad Llanquileo habría declarado que su hermano se auto-infligió estas heridas para presionar al gobierno por una decisión. No es así y quien lo dice está errado o distorsiona la información. 

Me parece poco claro y errado lo que se dice. 

Tuve la oportunidad de examinar y conversar con Ramón Llanquileo el día 9 de septiembre en el Hospital Regional de Concepción, bajo fuerte contingente de Gendarmería. Esto, a petición del paciente, de su madre y de su hermana. 

Ramón estaba estable. Sus heridas no son profundas y no representan un serio riesgo. Son superficiales y no se han complicado con infección. Ramón presenta ceguera en su ojo derecho resultante de un perdigonazo disparado en el año 1999, cuando tenía 17 años, por carabineros con armas antimotines. La violencia contra él no es algo reciente. Los niños mapuche esto lo saben cuando son de modo repetido abusados y torturados por las fuerzas represivas. Y de ello hay evidencia hasta en Naciones Unidas. 

Ramón indica que hace algunos días ha ido sintiéndose confuso como resultado de su huelga de hambre. Los desequilibrios que la huelga está produciendo en el terreno de los componentes de agua y sales (electrólitos) tienen directa repercusión en los tejidos y órganos. El caso del cerebro, que provee muchas funciones corporales es muy especial. No sólo es donde se originan los pensamientos, las emociones, reacciones complejas, razonamiento, habilidades: es el centro que regula prácticamente todos los grandes sistemas del cuerpo. Por ello, cuando tenemos a un prisionero político (de conciencia, como se dice en términos médicos), es decir, alguien que se siente arrinconado por un sistema y leyes que le impiden expresarse, que son injustas, a menudo, sólo les queda arriesgar su vida para ser escuchados. Estas personas NO SON SUICIDAS NI CHANTAJISTAS.  

La ley internacional y los códigos de ética médica los reconocen como personas en su sano juicio, responsables y, cuando se hacen los análisis de ellos, se les encuentra estar respondiendo a presiones indebidas y abusivas.  

En mi entrevista con el preso Llanquileo no hay indicaciones que actúe de manera irracional o suicida. (Una evaluación psiquiátrica anterior a mi visita, indicaba de que estaba en su sano juicio)  No me indicó en momento alguno haberlo hecho por desear morir ni por empujar al gobierno. Son reacciones de esperar de exasperación y ausencia de los controles normales. Pero no es un suicida como pretende el presidente en su ignorancia voluntariosa. Estas reacciones no deben ser usadas para basarse en cuadros psiquiátricos que le permitan al gobierno pretender ser magnánimos y "salvadores de vidas".  Los presos lo han dicho repetidamente que su lucha y su huelga es hasta obtener los puntos básicos bien conocidos y que se resumen en ser tratados como personas y no discriminados ni criminalizados. Los gobiernos ya han usado el engaño y la violencia para "terminar con las huelgas de hambre". Lo han hecho contra algunos de ellos: para no resolver el problema creado por la represión y robo de sus tierras más la destrucción de su cultura, posan de salvavidas y bajo extrema violencia los alimentan y "tratan" contra su propio deseo. Y, como ya hemos visto, no resuelven nada del problema de las demandas y derechos del pueblo mapuche. Precisamente, salvadores de vida es lo que no son porque se tomaron 50 días para reconocer la huelga de hambre y, desde el primer momento la tratan de forma ilegítima de protesta y que debe terminar antes de negociar. Esto es abuso de poder y falta de sentido humano. Y está basado en la ignorancia supina de quienes miran sólo el mundo bajo la lupa del poder. Imponer dialogar al término de la huelga sólo refuerza el principio de imponer la fuerza, incluso cuando dice hoy, en el Mercurio, "No voy a permitir que ningún chileno se muera de hambre y mucho menos cuando lo hace por su propia voluntad".  Se pone por encima de todos… el ser un magnate no lo autoriza a ello, ni tampoco ser presidente, de auto-definición antojadiza, democrático. El Presidente debe recordar que los presos han tomado una decisión de qué vida quieren tener y eso los autoriza a no aceptar las humillaciones que se le impone a todo su pueblo. Lo han dicho en declaraciones múltiples.  

Esto es un acto de prepotencia porque la causa de la huelga es el haber empujado al pueblo mapuche a la miseria, de haberlo acusado y demonizado como lo indica Naciones Unidades en sus comités Contra la Tortura, Por la defensa del niño, Por los derechos humanos fundamentales de los pueblos indígenas cuyas demandas son legítimas. La fuerza represiva ya ha llevado a demasiados muertos mapuche y el sistema "perfecto legal" demuestra que es incompetente, abusivo y antidemocrático. Esa es la secuencia y la base del problema, el gobierno debería suspender la aplicación (derogarla) de las leyes y acciones contra el pueblo que lo atropellan y luego proceder a legislar sobre los temas que corresponda (es decir, si se quiere ser democrático, toda la Constitución debe ser revisada y con participación de todos los pueblos de Chile). 

Las huelgas de hambre tienen larga data:  están las de Ghandi contra el imperio inglés que finalmente tuvo que salir de "su colonia" en India. Los presos irlandeses que luchaban por su independencia  arriesgaron sus vidas y varios murieron en esa lucha precisamente por la actitud irracional, inmoral de dicha Primer Ministro. Pero también obtuvieron su libertad y el gobierno de Inglaterra fue el objeto del desprecio de los genuinos gobiernos democráticos y de su propio pueblo.  

La insensibilidad de la entonces Primer Ministro Margaret Thatcher, que parecía apreciar mucho que la llamaran "de hierro" (muchos dictadores pretenden que su brutalidad y torpeza es signo de valor y una cualidad. Los que los imitan y aprecian siguen patrones similares…)  Esa lucha llevó a la Asociación Médica Mundial a revisar sus códigos de Ética ante este tipo de huelgas y a determinar los errores brutales cometidos por el gobierno inglés de entonces (y que vemos repetidos en Chile) de no escuchar a los presos políticos en huelga de hambre. Esto está plasmado en la Declaración de Malta (www.wma.net) La Declaración indica que incluso en aquellos individuos que hayan indicado, en su sano juicio –que es el caso aquí- su rechazo a formas de terapias agresivas y para las que no dan consentimiento, si llegasen a llegar un estado de pérdida de consciencia o coma, ese derecho a decidir por sus propias vidas no puede violarse. Las distintas religiones lo han aceptado como determinante… A menos que se les distorsione por razones políticas pseudo éticas. La actitud obcecada de la autoridades no entiende de valores éticos y normas de la sociedad: sólo responde a intereses mezquinos y actúan en función de un poder que, por ser irracional y violento, viola las normas democráticas y va más allá de cualquier mandato que el electorado pueda haber entregado para gobernar. Incluso en elecciones tan poco democráticas como son las de tipo binominal que llevaron a la presidencia a Sebastián Piñera con sólo un 28.6% de votos del total potencial del país (Hubo un 45% de abstención) Resulta que hasta los testigos protegidos, las bases de los montajes y acusaciones de esta persecución política fueron reincorporadas contra la visión del juez de Garantía, J. Landeros que había también reconocido la inmoralidad del uso de dichos personajes. El gobierno no sólo no negocia en buena fe: consolida las formas de represión y la forma de asegurar la violación del Juicio Justo, en este pseudos Estado de Derecho. Esto no es respetar a los distintos poderes, es colusión de poderes.  

No hay desacuerdo entre los cuerpos de Ética Médica y sus valores sociales: ellos son claros en que quien mencionó en su sano juicio que no quiere ser asaltado (encarnizamiento terapéutico) con terapias que ya indicó no desea, si se lo agrede es una violación inadmisible. Un crimen por el cual los propios médicos, en sistemas democráticos, perderían las querellas y, probablemente, sus licencias médicas. Porque dicho encarnizamiento se ha hecho con alevosía.


 Fuente: G80
Difunde: Ukhamawa Noticias
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